Es posible que a algunas personas entusiastas aficionadas de la Ciencia-Ficción, encuentren extraño que sea la película Pitch Black (David Twohy, 2000) la primera en aparecer en la sección Sueños de androide, del que me encargo. Más extraño les parecerá si comento que esta es una de las pocas que la calificaría dentro del género de la Ciencia-Ficción tal y como se definía.
Sin embargo, tras la impresionante secuencia del aterrizaje forzoso, empecé a temer que estaba ante una peliculita de bajo presupuesto de serie B. El nulo decorado en sus inicios aparte de la nave espacial (un desierto), y el «efecto especial» de saturar de iluminación la imagen para denotar que era otro planeta con varios soles, me lo indicaban. No estaba equivocado del todo en el bajo presupuesto de la película, pero si en mi prejuicio con la serie B.
La películas de este tipo, han adquirido con el tiempo una carga de prejuicios en cierta forma injustos. Un bajo presupuesto no tiene porqué conllevar una disminución de la calidad. Esta no tiene porqué ser proporcional al número de recursos empleados, sino a la forma de utilizarlos. Es por esto que algunas veces las ideas usadas en estas películas merecen la pena, así como el esfuerzo y dedicación que le ponen los también principiantes o desconocidos (y baratos) actores.
Naturalmente que en el género de la Ciencia-Ficción serán necesarios por regla general, un uso de las técnicas de efectos especiales mayor que en otros géneros, pero una vez más, estos no deben determinar la calidad final de una película. Ni siquiera aunque sea de Ciencia-Ficción.
Antes de pasar a hablar de la película en si, es necesario advertir que ello implicará revelar detalles de la misma, si bien procuraré no hacerlo en alguna parte fundamental. Tal vez los más puristas deseen visionarla sin ninguna idea preconcebida
La película podría dividirse en varias partes o tramas. Así mismo, al existir varias de ellas, esta producción toca varios géneros, no solo el de la Ciencia-Ficción.
Los personajes
Ya durante el aterrizaje se presenta un dilema humano: por un lado, ante la dificultad de aterrizar con una nave deteriorada y difícil de controlar, dar prioridad a salvarse a si mismo y deshacerse de uno de los módulos de la nave y con él, de parte de la tripulación. Por otro, dar prioridad a salvar a los tripulantes intentando el aterrizaje, aún ante el riesgo de no conseguirlo y morir todos en el intento. Un problema técnico es el que decide la opción final.
Riddick (Vin Diesel), uno de esos tripulantes, es un criminal muy peligroso que no cree en la humanidad por el egoísmo de las personas que la forman. El policía que le vigila, es un ejemplo de los motivos que le lleva a ser así, así como la decisión que la piloto Carolin (Radha Mitchell) y máxima autoridad por circunstancias, iba a tomar en el aterrizaje. Nadie de la tripulación conoce esta circunstancia excepto el policía William (Cole Hauser) y Riddick, tras una corta conversación en un fabuloso «bosque» de huesos, que resulta ser un cementerio de animales.
En el género que nos ocupa, es bastante habitual el presentar conflictos sociales y humanos aprovechando los escenarios futuristas y las por consiguiente, situaciones alejadas de los prejuicios cotidianos. La relación especial que surge entre la piloto Carolin y el convicto Riddick, junto con el final de la película y el efecto que produce en dicho protagonista que «muere en alguna parte de ese planeta», son sencillamente magníficos.
La situación
Esta película ha sido catalogada en ocasiones, de forma algo apresurada, dentro del subgénero cinematográfico de terror psicológico. El éxito de este subgénero del cine de terror, los prejuicios en contra del género de Ciencia-Ficción, y la ignorancia a la hora de definirlo, son en parte los culpables.
Otro factor es una cierta similitud con Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979): la presencia de una heroína, seres alienígenas extremadamente mortíferos, que amenazan a un grupo de humanos en situación de aislamiento e inferioridad. Esta similitud que es solo superficial, es suficiente para que el gran publico considere a Pitch Black un mero exploit de esta, aprovechando su éxito.
Puede que sea cierto, la lástima es que el resto de características de la película quedan algo eclipsadas, siendo bastantes y precisamente las que la definen como perteneciente a nuestro querido género cinematográfico de la Ciencia-Ficción: los supuestos científicos.
Supuestos científicos
En Alien el octavo pasajero, el peso de la película recae sobre la angustiosa situación de los tripulantes de la nave espacial, quedando el supuesto científico reducido a un factor puntual, aunque presente en toda la saga (forma de vida alienígena y parásita que requiere de un huésped orgánico para reproducirse, destruyéndolo en el proceso). Los magníficos efectos especiales y decorados hacen el resto, además de ser un hito por aparecer una heroína como protagonista.
En Pitch Black sin embargo, si bien los comienzos parecen indicar una situación angustiosa similar, a medida que avanza la película el supuesto científico se hace notar en todo momento y marca la pauta a seguir, definiendo todas las situaciones de la película. Para empezar, el escenario es ya de por si un esfuerzo inusual de los guionistas en comparación con otras producciones supuestamente «de mayor calidad»: un planeta de un sistema solar con dos soles que provoca que no exista la noche en él. La fauna del planeta y todo el ecosistema está adaptada a un ciclo marcado por la periodicidad de una alineación que causa un doble eclipse solar. Una parte de la fauna autóctona que hiberna durante el ciclo, despierta en ese momento alimentándose de toda forma vida. Estos seres son alérgicos a la luz, la cuál les provoca una reacción cutánea que les destruye por completo. Otra parte de la fauna no solo no es alérgica a la luz, sino que la emiten, siendo venenosa para la primera, asegurando su existencia. En definitiva, un ecosistema bastante completo, y en cuyo ciclo natural se ven atrapados los protagonistas, que cuando descubren en que consiste, ya es demasiado tarde.
En la novela Anochecer (Isaac Asimov y Robert Silververg, 1993), ocurre algo parecido, pero con un ciclo entre eclipses de mucha mayor duración. En conclusión, si desean comprobar lo que es una película moderna con un argumento realmente de Ciencia-Ficción, no se la pierdan y decidan por ustedes mismos.
Artículo publicado originalmente en el blog Al Final de la Eternidad el 12 de noviembre de 2007
Artículo recomendado en Literatura Prospectiva el 27 de noviembre de 2010
Artículo publicado originalmente en el blog Al Final de la Eternidad el 12 de noviembre de 2007
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https://planetasprohibidos.blogspot.com/2010/11/pitch-black-2000.html?showComment=1295184023074&m=0#c616066292547908698'> 16 de enero de 2011, 14:20
No he tenido ocasión de volver a verla desde la primera vez, por lo que mi opinión es la misma que cuando te comenté este artículo en tu blog. Me pareció digna y bastante bien hecha.
Precisamente me parece un ejemplo paradigmático en relación a lo que es un cine con dinero contado en contraposición con el cine más mainstream de "Giliwood". Valga la comparación de esta película con su segunda parte, que por precisamente estar dotada de muuuuuuuuuucho más dinero disponible es muuuuuuuuucho más pobre en otros sentidos más cinematográficos: más hipertrofiada, más pretenciosa, más "videojueguil", más acción, más personajes metidos con calzador... En definitiva, más "horror vacui". Caramba con don dinero...
https://planetasprohibidos.blogspot.com/2010/11/pitch-black-2000.html?showComment=1295205922060&m=0#c6368789512723600193'> 16 de enero de 2011, 20:25
Lo que más me atrajo de esta película no es que sea una maravilla como tal, sino que su argumento está perfectamente encuadrado dentro del género de la ciencia-ficción. Esto solo lo he visto en la literatura del mismo género. En el cine, salvo las que son adaptaciones de otras obras de literatura, la ciencia-ficción suele ser simplemente un pretexto para hacer politiqueo o para algo mucho más mundano: hace caja. Y no dudan para ello de explotar de todos los tópicos del gusto de la masa consumidora que puedan.
Vin Diesel, que me gustó mucho en esta película, lamentablemente tengo que decir que después ha hecho mucho el capullo explotando un papel similar: «el anti-héroe cachas pasota pero que el el fondo es más integro que otros muchos». Algo parecido al Snake Plisken de tu avatar, un estereotipo que me encanta pero que resulta cansino en el caso de Vin tanto repetirse y tan poca novedad.