El final de la
trilogía original y sus ositos de peluche
ewoks del «capítulo 6», fueron el comienzo de lo que descubrimos después con
La Amenaza Fantasma (1999): el desembarco de un ejercito de
droides cuya estupidez tan solo era superada por un
Jar-Jar Binks más tonto que todos ellos juntos. Tan tonto que acabó de senador en una
República Galáctica que por tal error, se hacía merecedora de su
fatal destino. Los tan esperados capítulos I, II y III que iban a dar respuesta a todos los misterios que habíamos alimentado desde nuestra niñez y a descubrir ese universo previo a la película original,
lo que desvelaron realmente fueron los continuos conflictos internos de un
George Lucas que acabó por desproveer de coherencia a la
historia original, convirtió los símbolos en su contrapartida literal y aniquiló su potencialidad para analizar la mitología humana.
La Fuerza