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Autor: Javier Quevedo Puchal
Formato: Rústica con solapas
15x21cm., 292 páginas
Precio: 18 euros
ISBN: 9788416307005
1ª Edición: noviembre de 2014
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Sinopsis editorial:
Cazadores urbanos tras las presas más codiciadas. Una extraña torre sin puertas. Ancianas obsesionadas con la belleza perdida. Demonios familiares encerrados en el ático. El corazón de una bruja enterrado bajo un rosal. Noches de bodas negras como crespones…
Javier Quevedo Puchal, ganador del Premio Nocte, nos presenta con “El manjar inmundo” una fascinante antología de relatos de terror gótico inspirados en cuentos de hadas clásicos, desde los hermanos Grimm hasta Andersen o Perrault. Trece asombrosas deconstrucciones de las historias con las que todos hemos crecido. Trece perturbadoras narraciones que reflexionan sobre nuestro lado más oscuro, pero también sobre aquellas debilidades que nos vuelven más humanos. “El manjar inmundo” es, en definitiva, el banquete perfecto para degustar como un buen vino tinto. A sorbos espaciados. Sin prisas. Igual que aquellos cuentos de nuestra infancia que, a la luz de la lamparilla, leíamos cada noche antes de dormir.
Opinión:
En alguna reseña anterior ya habíamos
comentado que, en realidad, los cuentos infantiles que conocemos, no fueron
concebidos como tales. Las versiones que conocemos (Blancanieves, Caperucita,
Cenicienta, Juan sin miedo, etc) nos han llegado muy suavizadas, edulcoradas
casi, y generalmente no recogen el grado de crueldad y moralina que era lo que
caracterizaba a esas obras. El mismo
autor lo comenta en la introducción del libro, y nosotros mismos hemos dado
también algunos ejemplos en las reseñas que citamos. En esencia, los cuentos
que hoy día conocemos (muchos a través de las versiones de Disney), eran
relatos atemorizantes, con sumo grado de crueldad (incluso sadismo), que
servían como advertencia al pueblo en general, y a los más jóvenes en
particular. Esto llevaba implícita, además, una importante carga moralizante.
Con el paso del tiempo, las diferentes versiones y, como decimos, la influencia
Disney en el mundo occidental, hicieron que se suavizaran en grado sumo… sin
perder su carga moralizante, pero sí gran parte (casi toda) de la parte cruel
(recordemos, por ejemplo, que aún así el lobo se come a la abuelita, y él acaba
abierto en canal, relleno de piedras, y lanzado al río para que se ahogue).
Ahora, el autor nos presenta una
especie de versiones de dichos cuentos, cargados de la crueldad y el sadismo
que han ido perdiendo por el camino que ha conducido hasta las versiones que
todos conocemos. Pero no se ha limitado a coger dichos cuentos y darles un
giro, un lavado de cara, y añadirles (o quitarles) alguno de los elementos
reconocidos; no, él ha cogido la base del relato, y ha armado su propia versión,
a veces reconocible casi solamente por la pequeña introducción, en la que presenta
una líneas del cuento original, con su título y autor, mientras que en otras sí
que está más presente el relato base, y en otras, a pesar de reconocerlo, nos
cuenta lo que “pasó después” de lo que conocemos, o ”cómo se llegó” a ese punto
en el que comienza la lectura.
Leyéndolos, me vino una imagen a
la cabeza (influenciado tal vez por mi tendencia a la ciencia ficción); es como
si e mundo de los cuentos que conocemos hubiera tomado contacto en alguno de
sus puntos con un mundo más perverso, más cruel, creándose una amalgama de
ambos mundos, tomando elementos de uno y otro, y dando así lugar a un mundo
nuevo con estos cuentos que nos presenta Javier Quevedo Puchal.
Todo unido al hecho de que, como
dijimos en la reseña de “Lo que sueñan los insectos”, Javier escribe muy bien
(no en vano ha ganado algunos premios de categoría), logrando atmósferas e imágenes
de gran belleza, aunque pueda sonar extraño hablando de este género, cosa que
comentamos con el propio autor en la presentación del libro mencionado. De Javier,
hasta la lectura de “Lo que sueñan…”, sólo había leído un relato en una antología,
así que la lectura de ese título me resultó una agradable sorpresa, por la
calidad de la escritura y el manejo del lenguaje para crear esas imágenes y atmósferas
comentadas. Evidentemente, también por la creación y manejo de los personajes,
tanto principales como secundarios, y toda la trama. En este caso, al ser un género
de menor extensión, y de versiones “conocidas”, con una extensión limitada dada
por los cuentos que “homenajea”, la tarea del autor se complica, pues como
decimos tiene que dar una versión propia, al mismo tiempo que en pocas páginas
consigue seguir dando muestras de su manejo del lenguaje y de la creación de ambientes
malsanos, pervertidos, decadentes a veces, pero que nos mantienen pegados a las
líneas que estamos leyendo.
A todo esto, el libro también
cuenta con una excelente introducción a cargo de dos autores reconocidos como
Santiago Eximeno y David Jasso, que en clave irónica, pero acorde con lo que
después vamos a leer, inciden en todo el tema este de las versiones originales,
no edulcoradas, de los “cuentos infantiles”.
También comentar que viene
ilustrado por unas excelentes láminas en b/n obra de CalaveraDiablo, en total
consonancia con el ambiente del libro.
Como es costumbre, no vamos a
realizar reseña cuento por cuento, sólo decir que todos mantienen el excelente
nivel, aunque algunos resalten, cosa lógica, por encima de otros. Pero en este
caso podríamos decir que tal vez esto tenga que ver con la materia primigenia de
la que parte el autor, y que unos pueden dar más juego (macabro) que otros, aunque
todos sean excelentes (además, también dependerá del gusto de cada uno, por
supuesto).
Recomendación; no lo dejes
escapar.