Leí “Fundación” dos veces, pero hace tiempo, y no me decidí a seguir con el ciclo. Cosas que pasan. Tras lecturas complicadas, problemáticas, alguna angustiosa, que tenían de ciencia-ficción lo que yo de obispo de Huesca, me dije: “Un clásico”. Y volví a Asimov decidido a seguir con los psicohistoriadores. De esta manera conseguí dos novelas por el precio de una; porque así es “Fundación e Imperio”, dos partes surcadas por dos cuestiones filosóficas y, por tanto, debatibles.
Por un lado, Asimov juega con la idea de si existe el libre albedrío o el destino está escrito, con lo que las decisiones que toma el Hombre están predeterminadas. No habría libertad, y lo que creemos que lo es no sería más que una vana ilusión. La psicohistoria, que es la ciencia que Asimov inventa para la Trilogía, no predice actos individuales, sino SIGUE LEYENDO
“el conjunto, el vasto telón de fondo”. Son las “matemáticas de la conducta humana”. La predicción sería “la mano muerta” contra la voluntad, lo imprevisible del ser humano. No habría nada al azar, al menos nada significativo. Hari Seldon, el constructor de la psicohistoria, el creador de las Fundaciones –una en cada extremo de la galaxia- es, en consecuencia, el que da sentido a la existencia de todos, una cosmovisión que explica la existencia misma. De ahí que digan: “Por el amor de Seldon”.
“el conjunto, el vasto telón de fondo”. Son las “matemáticas de la conducta humana”. La predicción sería “la mano muerta” contra la voluntad, lo imprevisible del ser humano. No habría nada al azar, al menos nada significativo. Hari Seldon, el constructor de la psicohistoria, el creador de las Fundaciones –una en cada extremo de la galaxia- es, en consecuencia, el que da sentido a la existencia de todos, una cosmovisión que explica la existencia misma. De ahí que digan: “Por el amor de Seldon”.
Así es la primera de las novelas, “El general”. Asimov intercala la historia de la Galaxia, ese saber de la Enciclopedia, en el que relata los acontecimientos políticos y bélicos de los planetas, el desarrollo del Imperio, su fuerza y naturaleza. La sucesión de emperadores, al estilo romano, rodeados siempre de traidores prestos al apuñalamiento, y de generales ambiciosos, que viven entre la lealtad al Imperio y el sueño en convertirse en Amos de la Galaxia. Esa es la historia de “el general”, Bell Riose, un joven guerrero que sabe ponerse en primera línea para asentar la fuerza del Imperio, pero cuyas actividades son malinterpretadas (o no) y utilizadas para intrigar y hacerse con el poder.
En torno a esto Asimov despliega el entramado de la psicohistoria, el poder de la ciencia, de los comerciantes, de la individualidad frente al Poder. Es cierto que en esta parte todo suena a Star Wars (¿Verdad, George Lucas?), con sus senadores, su Pax Imperium y la Flota Imperial. Nos encontramos con personajes muy cinematográficos, como Cleón II, el Grande, el último emperador; Ducem Barr, un anciano cuyo padre fue asesinado en la “Gran Matanza” ordenada por el virrey, y que es patricio y senador del Imperio por Siwenna, un planeta revoltoso; Bodrig, el consejero todopoderoso, que “se ha vendido al espíritu maligno del espacio” (¿El lado oscuro de la fuerza?); y Devers, comerciante de Términus, un tipo muy intrigante.
“El Mulo” es la segunda novela… de esta novela. En principio, una pareja, Turan y Bayta, de la Fundación, van a buscar al planeta Kalgan a un general que precipite la crisis al estilo de la psicohistoria. Esta narración está basada en la idea del poder que otorga el control de las emociones; en este caso no a través de la propaganda directa, sino de la manipulación de las conciencias mediante la sugestión. La aparición de “El Mulo”, al que nadie conoce, desencadena la caída de la Fundación, que es ayudado por la “Federación de Comerciantes” (¡Ay, George Lucas!).
No voy a contar la historia, aunque se vea con claridad el desenlace y el “misterio” desde el principio, pero sí quiero señalar algunos personajes y cosas interesantes. Merece destacarse el sicólogo Ebling, que da la sensación de que no es mezquino sin importancia, pero que tiene un papel relevante. Lo mismo le ocurre al capitán Han Pritcher, que llega a llevar una bomba atómica… ¡¡¡bajo la lengua!!! También se puede señalar al bufón, el Magnífico. Del mismo modo, permite soñar ese Trantor desolado, pero en el que aún se mantiene en pie la Biblioteca Universal.
No voy a contar la historia, aunque se vea con claridad el desenlace y el “misterio” desde el principio, pero sí quiero señalar algunos personajes y cosas interesantes. Merece destacarse el sicólogo Ebling, que da la sensación de que no es mezquino sin importancia, pero que tiene un papel relevante. Lo mismo le ocurre al capitán Han Pritcher, que llega a llevar una bomba atómica… ¡¡¡bajo la lengua!!! También se puede señalar al bufón, el Magnífico. Del mismo modo, permite soñar ese Trantor desolado, pero en el que aún se mantiene en pie la Biblioteca Universal.
Las claves de “El Mulo” son, como dije, el control de las emociones, la sicología y la situación secreta de la Segunda Fundación, con lo que Asimov anunciaba la tercera parte del ciclo. Esta vez sí concluiré lo empezado, una vez termine lo que tengo entre manos.
Publicado en
http://imperiofutura.blogspot.com.es/
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https://planetasprohibidos.blogspot.com/2012/06/isaac-asimov-fundacion-e-imperio.html?showComment=1342626034815&m=0#c6078501541112682033'> 18 de julio de 2012, 17:40
No hay necesidad de tratar de hacer encajar los relatos de la saga de la Fundación en moldes tan rígidos. En "La mano muerta", el patricio termina dando unas explicaciones muy lógicas sobre como funciona la política de expansión en un imperio decadente, teniendo en cuenta sólo unos pocos factores: la fuerza del emperador, los logros y la ambición del general que hace campaña en la frontera y la sensación de escasez de medios para ampliar o mantener los territorios conquistados.
En cuanto al Mulo, resulta bastante creible que una sociedad pueda ser derrotada por una amenaza que no comprende y, por tanto, no está preparada para afrontar. Mira a tu alrededor...
Lo mejor de "Fundación e Imperio" es lo ameno del estilo de Asimov. Diálogos claros, con peso emocional, que delinean unos personajes accesibles; el misterio de fondo, con las dudas acerca de la identidad y verdadero poder del Mulo y la capacidad de la psicohistoria para enfrentarse a él (que, je je, estaba bien preparada para hacerlo y no quiero reventarte la tercera parte de la trilogía, "Segunda Fundación"...).
Desde hace muchos años, "Fundación e Imperio" es uno de mis libros favoritos. Me alegra que lo hayas disfrutado.
Te deseo un buen verano,
CARLOS.
Hola, Carlos. Estamos de acuerdo. La magia de Asimov está en su accesibilidad y agilidad, con historias creibles que permiten soñar con gran facilidad. Gracias por no contarme el asunto de la " Segunda Fundación", pero llega tarde. Lo puedes leer en mi blog imperiofutura.blogspot.com.es
Muchas gracias, majo.
Saludetes y buen verano :-)