Seguimos con material de los primeros números de la revista:
LA EDAD INGRÁVIDA.
Josep Martin Brown.

 
(ilustración fuente de internet)
Siempre soñé con contemplar la tierra desde el espacio. Creo que no conozco a ningún niño de mi generación que no haya querido ser astronauta al menos una vez. Cuando era joven solo unos pocos millonarios excéntricos podían permitirse unas vacaciones orbitales. Ahora vivo en una estación espacial. Y no soy ni mucho menos rico, solo un escritor fracasado. No deja de ser gracioso que los tipos que soltaron veinte millones de euros por pasar una semana hacinados en el espacio sean los mismos que ahora pagan una cantidad equivalente por no mover su culo de la vieja Tierra. 

Está mal que sea yo quien lo diga, pero fue a mí a quien se le ocurrió el apelativo de “ingrávida”… Los geriatras querían denominar “cuarta edad” a todos los centenarios que nacimos en el último cuarto del siglo veinte, pero al final fue el título de uno de mis relatos el que popularizó esta acepción. Tras la quiebra del estado del bienestar para nosotros solo había dos alternativas: la muerte dulce en las clínicas Logan –la mayoría sigue prefiriendo esta opción, a pesar de sus sueños infantiles-, o bien una nueva edad de oro en las Factorías Orbitales.

Los geriatras que diseñan nuestros centros de trabajo en gravedad cero nos conocen muy bien. Saben lo mucho que nos gustan las consolas y cualquier tipo de aparato electrónico. En realidad no son necesarios, pues todo es automático. La IA se dedica a corregir nuestros errores y nosotros velamos por su mantenimiento. Pero las ventajas de trabajar en el espacio no se limitan a la lucha contra el tedio. Cierto es que pocas cosas hay tan satisfactorias como volver al tajo después de treinta años en el dique seco de la jubilación. Pero sentirse útil no es nada comparado con la segunda juventud. Pues la ausencia de gravedad prolonga nuestras vidas y devuelve a nuestros músculos gran parte de la vitalidad perdida.
Este es un proyecto piloto. Los centenarios que habitamos la Factoría Orbital somos pioneros. Y cada año se nos unirán otros tantos más. De cualquier manera, ya nadie puede acusarnos de ser un lastre. Con nuestro trabajo no solo costeamos nuestros gastos sanitarios, sino que también ayudamos a pagar la pensión de nuestros hijos recién jubilados.
Mañana cumplo ciento un años. Será mi primera fiesta de aniversario en el espacio y voy a compartirla con los compañeros y las compañeras. Bailaremos música de los ochenta, fumaremos marihuana y cuando la Tierra reciba los primeros rayos del Sol nos regalará unas vistas maravillosas. Hijo mío, soy muy feliz en la Factoría… 

Entiendo tu ansiedad. Después de la jubilación te esperan seis lustros de aburrimiento. No te queda otra que tener paciencia y cuidar de tus huesos. Pues si consigues llegar en buen estado a centenario, podrás subir aquí y compartir conmigo los placeres de la edad ingrávida.

Te quiere,
tu padre Josep.
Factoría Orbital Recreativa, 2 de marzo de 2075.

Publicado por J. J. Arnau suscribirse a los artículos de J. Javier Arnau: Hay dos momentos claves que marcan su vida; la visión de La Guerra de las Galaxias, y la lectura de El Señor de los Anillos. Bueno, y Galáctica, y Doctor Who, y Asimov, Clarke, Orson Scott Card, Lovecrafft, Poe, Robert Howard, y Star Trek, Espacio 1999, El Planeta de los Simios (la serie),… el rock duro y el heavy metal. De vez en cuando, para desintoxicarse, se mete unas dosis de novela histórica (imaginando un escenario fantástico…). En fin, que ha tenido una vida muy marcada. Y así ha acabado, claro, ¿qué se podía esperar? (Blogs: Por Si Acaso: Previniendo Desastres, Delirios Varios, Currículum Literario)

Comentarios

0 comentarios en 'Relato: La Edad Ingrávida (Josep Martin Brown)'

Publicar un comentario

Le recomendamos que copie su texto antes de publicarlo, sobre todo si es largo, para evitar perdidas por algún fallo al publicar. Seleccione el texto y pulse «tecla control + c». O redáctelo en un editor externo, copielo de igual manera y a continuación, pulse «tecla control + v» en el cajetín del formulario de comentarios.

Si tuviera cualquier otro problema, utilice el enlace alternativo «[Dejar un comentario con el formulario clásico...]», que podrá encontrar más abajo.

Gracias por comentar.
Autores de Planetas Prohibidos

Formulario clásico de comentarios: