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Occupy Gotham

Por Lino Moinelo a las 17:53 el 9 sept 2012 0 comentarios
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Fuente: ¿como actuaría
Batman frente al
movimiento Occupy?
El estreno en la gran pantalla de la tercera parte de la trilogía de Batman ha suscitado algunos comentarios y artículos por parte de personas de ambos lados del océano, que han querido ver una carga crítica e incluso difamatoria de la película hacia el movimiento Occupy Wall Street —el equivalente norteamericano del 15M español—. Me ha parecido relevante por cómo la coyuntura política puede influir a la hora de percibir el mensaje de una película, la cuál estoy bastante seguro que de haberse estrenado en otro momento no habría ocasionado estas reacciones. Por este motivo he decidido compartir mi impresión sobre el tema, y pienso que muchos de estos comentarios críticos son debidos a algunas aparentes analogías.



[Atención: contiene «spoilers»]

Las falsas analogías


El problema fundamental de está película —por la negativa relación con el movimiento Occupy— es que las escenas de la película que pueden recordar al conocido movimiento, son siempre protagonizadas por Bane y sus secuaces. «Los malos», para entendernos.

Si realmente hicieron la película para criticar o difamar a los Occupy, esta sería la manera más obvia y burda que se me ocurre. La comparación en este caso debería producir el resultado contrario, ya que en ningún momento de la película se esconde que los que someten a Gotham son auténticos terroristas, mientras que sobre el movimiento Ocuppy no escucharemos cosas peores que las delaraciones de Miller. Por fuertes que estas sean, están muy alejadas aún de la definición de lo que conforma claramente Bane y sus secuaces: un grupo terrorista claramente organizado que intimida a la población con amenazas de muerte y que dispone de armas acorazadas y entrenamiento militar.

Esta situación me resulta muy parecida a la que se suscitó con El Código Da Vinci y los albinos. En la película aparece uno de ellos que resulta ser un asesino. Algunas agrupaciones de afectados por esta alteración genética se sintieron ofendidos por esta asociación. Aunque encuentro comprensible que pueda molestar, creo que en ningún momento pasó por la cabeza de nadie que los responsables de la película pretendieran ofender a estas personas.

Si se encuentra alguna alguna relación de este tipo, no queda más alternativa que pensar que la historia hiere sensibilidades y la respuesta es fundamentalmente visceral. Pero, ¿por qué?

Asalto a la bolsa


Bane en la Bolsa de GothamEl movimiento Occupy se diferencia del 15M en que no está en contra tanto del sistema político, como del sistema financiero representado por la Bolsa de Wall Street. Tras las actuales revueltas en contra del sistema, los ataques de cualquier tipo al edificio financiero —sean con tirachinas como con tanques acorazados— están monopolizados por cierto tipo de defensores del movimiento Occupy, que no ve bien que ningún grupo que no siga los cánones estéticos e ideológicos de su agrado, les «imite».

Cargas policiales


La defensa del edificio de Wall Street por parte de unos policías que no hacían sino que cumplir ordenes al servicio del orden establecido, los convierte ya en enemigos del movimiento. Que en la película aparezcan cómo héroes dando sus vidas por restablecer un sistema cargado de defectos, en lugar de otro con tantos o más defectos todavía y con ausencia de libertad, no gusta a los revolucionarios. Resulta preocupantemente revelador que no se vea la diferencia.

La actitud de «el pueblo»


Desastre en el estadio de Gotham, lo que podría considerarse un símbolo del capitalismoSupongo que no queda claro en la película. La explicación de porqué la población no mueve apenas un dedo en contra de los terroristas es la siguiente: al principio de la misma raptan a un importante científico, el cuál era el único conocedor del funcionamiento de un novedoso reactor de fusión. De ahí su importancia. Ante la mirada de la mayor parte de la ciudad de Gotham, en un multitudinario acto en un estadio de fútbol americano, dicho científico es asesinado por Bane. A continuación, este explica la amenazadora situación ante la atónita mirada de todos: una bomba basada en el reactor de fusión ideado por el único y fallecido científico capaz de desactivarla, está a punto de estallar. Si alguien sale de la ciudad la bomba será activada por un detonador que está en posesión de alguien cuya identidad no es revelada. Bane miente, la bomba va a estallar de todas formas y no existe tal detonador, pero lo importante es el efecto que causa sobre una población desconocedora de la verdadera intención de Bane: no salir de sus casas.

Jack Vance nos muestra una situación con grandes paralelismos en su trilogía llamada con el revelador nombre de Los Hombres Libres —o Ciclo de Durdane—. Un dictador llamado El Hombre sin Rostro —debido a que nadie sabe quien es— mantiene sometida a toda la población merced a un dispositivo en forma de collar que desde niños les es implantado en el cuello. La simple amenaza de morir decapitado representa una atroz manera de vivir subyugado, sin que aparentemente exista otra forma de cohacción directa. El paralelismo consiste en que en ambos casos no se conoce al responsable de un peligro que puede provocar la muerte inmediata. Al no ser capaces de personalizar en nadie en concreto, la población se entrega a un nihilismo deprimente. Respecto a cuales fueron las motivaciones de Vance, desconozo si está en contra de los Occupy, pero imagino que no pensaba en ellos.

La energía limpia


El reactor de fusión... ficticioEl utilizar un reactor de fusión como una bomba parece ser que ha molestado a algunos. Los reactores de fusión actuales no representan peligro alguno en este sentido. Lo más parecido que se conoce es la Bomba H —de FUsión de átomos de hidrógeno—, la cuál se logra detonando en primer lugar una Bomba A —de FIsión de átomos de uranio o plutonio—. Por tanto, algunos lo consideran una difamación en contra de la energía de fusión, que para cierto sector constituye la energía limpia alternativa del futuro. El problema es que el reactor de fusión de la película es un tipo nuevo completamente distinto del actual, y por supuesto, ficticio. No es más que un recurso habitual en la ciencia-ficción para —como dice Nolan— simplemente contar una historia. Por tanto, las analogías tendenciosas son una vez más producto de la imaginación del espectador que le duele que utilicen a sus «creencias sagradas» como vehiculos de destrucción.

Tal es así que parece ser que la FUsión no es esa panacea en la que algunos confían de forma ciega. Según algunos estudios, proyectos como el ITER no parece tener fin y el número de dificultades y de inconvenientes hace dudar seriamente no ya de su viabilidad, sino de la conveniencia social de destinar fondos a esta causa en lugar de a otras cuyo beneficio puede ser mas inmediato, como las energías alternativas. No acaba aquí la cosa, ya que aún siendo finalmente acabado un reactor rentable y viable de fusión, sólo las grandes potencias podrían llevarlo a cabo. Por tanto, representaría un motivo más para aumentar la gran brecha energética existente entre los paises del primer y tercer mundo. Lo que son las cosas, al final resulta que Batman es más ecologista e igualitario que la propia Miranda.

El juicio «popular»


Cillian Murphy como el Espantapájaros -juez
Uno de los pasajes más llamativos y que evidencian el carácter simbólico de esta última entrega de «El Caballero Oscuro», es el juzgado en donde «El espantapájaros» actúa a modo de juez y jurado desde una montaña de libros legales, en una gran e imponente sala. Ni que decir tiene que el juicio es una pantomima engañosamente solemne, en donde se «ajusticia» a los «obstáculos» del nuevo régimen, en este caso, los antiguos socios de los que se había obtenido financiación.

Estos aparecen como unas pobres victimas que acaban siendo asesinadas, sin posibilidad de defensa alguna, cuando todo el mundo sabe que estos malévolos empresarios y banqueros, merecen la muerte más miserable. Es lo «normal».

Perdón por la ironía. Una cosa es que esta gente sea de baja catadura moral, gente sin principios ni escrupulos, que venden a su madre por un buen contrato financiero. Y otra muy distinta es que haya que matarles a todos. Pero ya saben, o estás conmigo o...


Conclusión


Ser objetivo y neutral —en la medida sea posible— en un mundo dividido económica y políticamente, significa ir por el camino más difícil, ya que no se contenta a casi nadie. El caballero oscuro: la leyenda renace, no es un alegato a favor del movimiento Occupy, pero que no esté a favor no significa que esté en contra. Los aficionados al «estas conmigo o contra mi» no lo van a entender.

Percibir la critica negativa hacía el conocido grupo activista, dependerá de los prejuicios, de las limitaciones, o de la precipitación a la hora de interpretar la película. La «mala propaganda» que pueda suponer en contra del movimiento será proporcional al grado de identificación de un grupo de terroristas organizado; con la de un movimiento popular, heterógeneo y caótico. Es decir, poca, por no decir ninguna.

Recordando las palabras de Christopher Nolan, en la cinta se cuenta una historia teniendo como telón de fondo varias cuestiones políticas de actualidad. En ella, los «polis» son los buenos —no perfectos pero buenos— como en la práctica totalidad de peliculas de Hollywood. Tampoco vayamos a pedirle peras al olmo.

¿Se realiza apología de un sistema político y financiero corrupto —que es contra el que se opone Bane aunque con unas motivaciones ilegítimas? Pienso que no. La trayectoria de la trilogía muestra claramente una lucha en contra de la corrupción y el crimen. Es absurdo pensar otra cosa. Que en esta entrega se haga una visión desde otro plano no significa que hayan dado un giro de 180º.

Es posible que esta visión de fondo sea conservadora, no favorable a las revoluciones. Es cierto que en todo momento colocan a los Ocuppy en odiosas comparaciones. Pero las diferencias de los protagonistas con el citado movimiento son tan obvias, que tal vez, en lugar de difamación, lo que se intenta en la película es invitarnos a la reflexión.


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Artículo publicado también el el blog Al final de la eternidad el 29 de septiembre de 2012

    Publicado por Lino Moinelo suscribirse a los artículos de Lino:
    Informático y documentalista despistado. Se aficionó a la ciencia-ficción cuando de pequeño le regalaron unos libros infantiles asesorados por el mismísimo Asimov. Tiene un blog dedicado a este género donde vuelca su afición: Al final de la Eternidad. Pudo graduarse en la Escuela de Batalla pero llegó tarde al examen. No obstante, se alistó como voluntario en la Flota Internacional, donde participa desde entonces en misiones interplanetarias de paz.

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