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Opinión: El Fin de la Eternidad (Isaac Asimov), por J. Javier Arnau

Por JAVIER a las 19:49 el 14 sept 2012 1 comentarios

Andrew Harlan ha cometido un crimen, pero su acto no es un simple delito. Porque la ley que ha quebrantado es la más importante de todas para un Ejecutor: la ley que impide que miles de años de historia sean borrados y reescritos de forma irreversible por la guerra, la muerte y la decadencia. Pero ni siquiera la Eternidad, la organización a la que pertenece, puede detenerle. Harlan ha sido entrenado para introducir cambios en el tiempo, y sólo él puede rescatar a la única persona que le importa antes de que uno de los cambios la haga desaparecer para siempre. Lo que Harlan no sabe, sin embargo, es que lo que está en juego es mucho más de lo que él cree. Y lo que no podría imaginar de ningún modo es la partida de ajedrez temporal de la que forma parte, una partida que puede decidir el futuro de la humanidad.

Isaac Asimov es el autor más influyente y la figura más destacada de la ciencia ficción y la divulgación científica del siglo veinte. El fin de la Eternidad es quizá su mejor novela y una de las historias de viajes en el tiempo más extraordinarias y apasionantes jamás escritas.

 
Que levanten la mano los que no conozcan a Isaac Asimov y a su ingente obra… bien, los que la habéis levantado, podéis revisaros cualquier biografía del buen doctor. En la parte bibliográfica, podréis ver cronología y series. Dos grandes series por las que Asimov es conocido son la de las Fundaciones (Fundación, Segunda Fundación, Fundación e Imperio) y la de los Robots (Bóvedas de acero, El sol desnudo, Robots e Imperio, Los robots del amanecer, etc). Décadas después de haber acabado la serie de las Fundaciones y la de los Robots, escribió nuevas entregas de las Fundaciones, que situó cronológicamente antes del primer libro de la serie: en estas entregas, utilizó un elemento que unificaba las dos series por las que era mundialmente reconocido y las unía, además, con otras más o menos relacionadas —como la serie del Imperio Galáctico: Estrellas como polvo/En la arena estelar, Las corrientes del espacio, Un guijarro en el cielo, en la que se nombra por primera vez a Trántor, capital del Imperio en Fundación—.
 
Ya tenemos unificadas y situadas cronológicamente las series de Imperio Galáctico, Robots y Fundación; pues bien, aún nos quedan novelas –y relatos– más o menos independientes, como ésta que nos ocupa. ¿Independiente?… más o menos.
 
Intentemos, primero, aclararlo. La Eternidad, una organización al margen del Tiempo, que existe en todos los tiempos. Los Eternos, que velan por el bienestar de todos los siglos, mediante cambios más o menos sutiles en las corrientes del Tiempo. La labor de ejecutar estos cambios, a pesar de reconocerse como necesaria, recae en unos hombres mal vistos tanto por los residentes en el tiempo normal –los pocos que serán conscientes de ellos–, como por sus propios compañeros en la Eternidad. Una vez se realizan los cambios, los temporales no tienen conciencia de ello, sino que ven su pasado como un fluir continuo.
 
Bien, ¿y qué relación tiene esto con las Fundaciones y los Robots?; ahora vamos a ello. El desenlace, debido a una serie de circunstancias que no desvelaremos pues os estropearíamos la lectura, conduce a un futuro Imperio Galáctico, con lo que fácilmente enlazamos con la serie Imperio Galáctico <—> Robots <—> Fundaciones. Y, si conocéis la obra de Asimov, veréis que en la cronología en que fueron escritas sucede:
 
a) En la serie de los Robots no existe el Imperio, aunque se empiece a vislumbrar.
b) En las series Imperio + Fundación no existen los robots… hasta que Asimov escribió años después las nuevas novelas de la Fundación, en las que con la inclusión de un robot enlazó las diferentes series.
 
En el libro que nos ocupa se comenta "El contrapunto temático a su trilogía de las Fundaciones"; bueno, en cuanto a temática yo lo enlazaría más con las de Robots. En estas últimas, hay una evolución de las famosas leyes robóticas, que lleva a una nueva ley que más o menos dice que el bienestar de la sociedad es prioritario sobre el del individuo, y si para lograr el primero se debe sacrificar al individuo, es permisible. Esto es lo que, años después, llevará al Imperio Galáctico primero, y a la Fundación después. Y en "El fin de la Eternidad", se permiten pequeños sacrificios –mediante Mínimos Cambios Necesarios– por el bien de la sociedad a lo largo de unos cuantos siglos. Sin embargo, esto no es comúnmente aceptado, y el desenlace, como hemos dicho, es un cambio radical de los planteamientos de la Eternidad, que llevará a una futura instauración del Imperio Galáctico.
 
Bien, tal vez un tanto enrevesado, pero Asimov lo quiso así…
 
Ahora, la novela propiamente dicha: estilo Asimov puro. Como podéis ver en el encabezamiento, esta novela data de finales de los años cincuenta, con todo lo que ello conlleva. El grueso de las novelas y relatos de Asimov fue escrito en esas décadas.
 
Un inciso; leyendo el artículo de la compañera Maria Jesús de «MUJERES EN LA CIENCIA FICCIÓN», de la revista Galaxia de Diciembre 2004, se comenta que una de las utilidades de la mujer en las novelas de CF era tener alguien a quien se les debía explicar las cosas, para que así se enterase el lector. Esto era muy frecuente en esas épocas, y Asimov no era una excepción. Aquí se utiliza tanto a la mujer de la novela, como al novato cuya educación en cuestiones de tiempo primitivo está a cargo del protagonista, para largas explicaciones intercaladas entre la acción de la historia; claro, que cuando cae el velo y el rol de la mujer no es tal y como creíamos, el flujo de información se invierte, pero sigue habiendo explicaciones para que el lector vaya siguiendo el desarrollo de la novela.
 
Bueno, es una manera de escribir. Indudablemente, consideramos mejor que el lector vaya descubriendo la información tal y como va avanzando la acción, en vez de interrumpirla de vez en cuando para que nos la cuenten. Pero es un estilo, propio de la época en que se escribieron estas historias. Ahora bien, en manos de un maestro como Asimov las explicaciones están bien metidas en la historia, encajan bastante bien, sin chirriar en ningún momento; no vamos a descubrir ni a Asimov ni su estilo a estas alturas, cuando ha sido uno de los autores mas leídos y reconocidos en nuestro país. Pues la historia es más o menos la comentada; la Eternidad existe desde su instauración –sobre el siglo XXVII– hasta el fin de los Tiempos. Su misión es velar por el bien de toda la raza humana. Cuando observan desviaciones que pueden llevar a problemas en el futuro, se calculan los cambios necesarios para solventar esas desviaciones. Los Ejecutores son los encargados de realizar esos cambios, por lo que son mal vistos por sus propios compañeros –los Eternos–; los temporales, es decir, la sociedad que vive en el tiempo normal casi nunca serán conscientes de que se ha alterado la realidad. Sin embargo, hay unos siglos ocultos, en los que a pesar de existir la Eternidad, nadie la habita, ni se puede acceder al tiempo normal desde ella, como sí sucede en el resto de los siglos.
 
En este escenario, un duro ejecutor, Andrew Harlan –y los que conozcan a Asimov y su obra sabrán el porqué de este nombre compuesto– lleva a cabo una misión en la que entrará en juego el amor –cosa que él nunca consideró–, lo que lleva a una partida de ajedrez temporal que trastocará toda la Eternidad, por lo que a su vez se verá afectada la Realidad de tiempo normal.
 
Algunos críticos consideran esta novela como la mejor historia de viajes en el tiempo; ¿tienen razón? Bien, es un poco aventurado considerar cualquier cosa como lo mejor. Verdad es que los viajes por la Eternidad al margen del tiempo, la entrada y salida desde la eternidad al flujo normal del tiempo, y los cambios que se realizan en él para preservar el bienestar de los siglos venideros es una las mejores ideas tanto de los viajes en el tiempo, como de la CF en general –recordad que estamos hablando de una historia fechada en 1955. También la consideran una de las mejores novelas de su autor… pues lo mismo, es muy arriesgado decir si es la mejor o no; ahora, a mi parecer sí es una de las mejor escritas y más originales de su autor. En otras, bajo una capa –a veces bastante ligera– de CF, nos está contando una historia policíaca, o histórica, o de algo más o menos alejado de la CF. Por eso, en cuanto a novelas conocidas de Asimov, considero ésta una de las que más contenido de ciencia ficción posee, y una de las mejor tratadas en cuanto a estilo literario.

Publicado por J. J. Arnau suscribirse a los artículos de J. Javier Arnau: Hay dos momentos claves que marcan su vida; la visión de La Guerra de las Galaxias, y la lectura de El Señor de los Anillos. Bueno, y Galáctica, y Doctor Who, y Asimov, Clarke, Orson Scott Card, Lovecrafft, Poe, Robert Howard, y Star Trek, Espacio 1999, El Planeta de los Simios (la serie),… el rock duro y el heavy metal. De vez en cuando, para desintoxicarse, se mete unas dosis de novela histórica (imaginando un escenario fantástico…). En fin, que ha tenido una vida muy marcada. Y así ha acabado, claro, ¿qué se podía esperar? (Blogs: Por Si Acaso: Previniendo Desastres, Delirios Varios, Currículum Literario)

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Comentarios

1 comentario en 'Opinión: El Fin de la Eternidad (Isaac Asimov), por J. Javier Arnau'

  1. Unknown
    http://planetasprohibidos.blogspot.com/2012/09/opinion-el-fin-de-la-eternidad-isaac.html?showComment=1529089019672#c611271530450928933'> 15 de junio de 2018, 20:56  

    Dos preguntas si son posibles:
    1. La referencia al nombre del ejecutor con la vida de Asimov. ¿Podrías explicarla?
    2. ¿Cómo se creo realmente la Eternidad? Porque si fue gracias al viaje en el tiempo de Cooper, éste sólo se podía realizar si ya existía la Eternidad que a su vez necesitaba para existir el viaje en el tiempo de Cooper, que sólo se podía hacer si ya existía la Eternidad...

    Responder al final (con cita al autor)
  2. Responder a continuación

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