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Descifrando Matrix

Por Lino Moinelo a las 10:00 el 23 ago 2015 0 comentarios
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La importancia de Matrix como uno de los eventos cinematográficos más importantes de la historia no es necesario demostrar. Sin embargo parece que algunas partes de su argumento no están del todo claras. Le propongo al lector que visitemos de nuevo una de las más famosas sagas de la ciencia-ficción, empezando por lo más visible, para luego escudriñar algunos de sus recovecos más escondidos.



Trasfondo político

Las obras consideradas dentro del género del cyberpunk suelen transmitir un similar mensaje filosófico y político a través de aquellos escenarios ficticios que lo permitan. En este caso, no se trata simplemente de las inteligencias artificiales contra la humanidad, sino además, de la construcción de una compleja y sofisticada realidad virtual con el principal objeto de mantener engañada y esclavizada a nuestra especie. El mensaje político que podemos interpretar de esta situación es similar al de Blade Runner: existen unos poderes que operan «en la sombra» que sostienen un esquema de sociedad con la intención aparente de tenernos contentos. Se nos oculta una realidad en la que el libre albedrío no es más que una ilusión. Nos ofrecen la libre elección, cuando en realidad no hay nada que elegir. Todo con el principal propósito de aprovecharse de nosotros. De vivir a nuestra costa.

Este mismo escenario es también utilizado para transmitir un mensaje con gran contenido filosófico. Pero en este caso, se presenta de una manera mucho más transcendental y compleja, por lo que para poder hablar de él se hace imprescindible sumergirse previamente, en las entrañas de Matrix.

El funcionamiento de Matrix

Supuesto científico

El supuesto científico principal de la saga de Matrix, el punto de suspensión de la incredulidad o sencillamente, la parte ficticia fundamental de la obra, es precisamente la existencia de Matrix. Es a partir de este postulado lo que define el resto del universo en el que se desenvuelve la obra, con todo lo que ello conlleva. Teniendo en cuenta que se trata de una obra de ficción y que no tiene sentido profundizar en exceso en aspectos que son producto de la imaginación de sus autores, demos por supuesta la posibilidad de la existencia de una entidad de estas características e intentemos deducir hasta donde quisieron llegar los Hermanos Wachowsky.

La relación Humano-Máquina frente a la de la Mente-Programa

En la realidad virtual conocida, la conexión entre el entorno electrónico simulado y nuestra mente se hace a través de una interfaz física en la que participan nuestros sentidos y los sensores hardware: gafas con visión tridimensional, auriculares, micrófono, guantes con sensación táctil para interactuar con el entorno, etc. Tecnología habitual donde la innovación se encuentra en la forma de ser usada.


Sin embargo en Matrix la conexión se realiza de una manera mucho más profunda. Si bien continúa existiendo una parte física inevitable entre el entorno y nuestro cuerpo, este no llega a salir nunca del útero artificial en el que se nace. Es nuestra mente la que viaja a través de un sofisticado entorno artificial recreado directamente en ella. Los participantes de este dialogo, por llamarlo de alguna manera, son básicamente tres: nuestra mente, Matrix y algún otro tipo de interfaz —ficticia, claro— que actúe de intermediario. Al ser este un mundo virtual recreado en una enorme computadora, la interfaz consistirá en un programa informático, cuya principal misión consiste en traducir en ambos sentidos: hacía un lado nuestra actividad neuronal analógica y desde otro, el procesamiento digital de Matrix.

Nuestra consciencia así como la supuesta existencia de libre albedrío, son conceptos cuyos principios de funcionamiento todavía se desconocen. A pesar de esta falta de conocimiento preciso, en la actualidad es posible insertar y borrar recuerdos en nuestra mente. Se puede postular que en un futuro será posible intercambiar información con ella, para por ejemplo, ofrecerle un entorno físico que le sea creíble y mantenga engañada a nuestra consciencia. El supuesto de Matrix consiste básicamente en esto, en crear un entorno artificial en el que tenernos sumergidos física y mentalmente, sin que seamos conscientes de ello. Si nuestro cuerpo real es la «personificación» o materialización de nuestra consciencia a través del cuál se interactúa con el mundo, de forma análoga, la interfaz que Matrix dispondría para nuestra mente sería nuestro «cuerpo virtual», un «contenedor» con el que pasear nuestra mente por el mundo de Matrix.

Fuera de nuestro cuerpo informático, en el otro lado de la interfaz, se encuentra un enorme programa que recrea un mundo artificial. Este programa se define por unas leyes rígidas, que se corresponderían con lo que en nuestro mundo real son las leyes de la física. Tras todo este escenario, a modo de Dios que gobierna sobre el Universo, se encuentran las inteligencias artificiales de Matrix, la Oráculo y el Arquitecto, inteligencias computacionales que trabajan «limitadas por la perfección» de las pautas matemáticas y lógicas por las que no tienen otro remedio que encaminar sus pasos.

Principales consecuencias

Básicamente, Matrix pretende suplantar nuestro cuerpo físico sustituyéndolo a nivel subconsciente por un programa que realiza la misma función dentro del entorno virtual. El resultado es que en el camino que recorre la información que viaja a nuestra mente y desde ella hasta el mundo virtual, se ha de pasar por dos cuerpos: el real que permanece oculto y el cuerpo virtual, el único del cuál somos conscientes. Hasta que conozcamos a Morpheo, por supuesto.

Mensaje filosófico

...podemos escoger la opción contraria y sostener que tanto nosotros como todo cuanto nos rodea no somos más que sueños en la cabeza de un Shiva durmiente


El «alma» es un mito ancestral usado por algunas religiones. Es inevitable señalar su analogía con el hecho de que la consciencia es un fenómeno exclusivo de los seres vivos, que como se ha comentado, sus principios desafían de momento a una explicación racional. Independientemente de este debate sin solución por ahora, los Wachowsky logran abordar este asunto desde otra perspectiva al introducir un «cuerpo» adicional entre nuestra mente y el mundo «exterior». Si el alma  —hipotéticamente hablando— es un ente inmaterial y por tanto, no pertenece al mundo en el que existe nuestro cuerpo físico, nuestra mente se convierte por analogía en el «alma» de nuestro cuerpo virtual compuesto de bits, que no pertenece al mismo mundo en el que está nuestra consciencia. Por continuar con el recurso metafórico: «polvo eres, y en polvo te convertirás».

La pregunta que nos podemos hacer a continuación es si de la misma manera que se postula con una situación en la que se ha añadido una capa más «hacia abajo», podríamos añadir una capa más «hacia arriba». Es decir ¿cómo sabemos que no estamos viviendo una simulación? ¿Podría ser ese hipotético «otro mundo» en donde residen nuestras consciencias o «almas», en realidad un universo paralelo en donde otras inteligencias están ejecutando una simulación de nuestro universo? Aunque estas cuestiones parecen salidas de un congreso de «Nueva Acrópolis», lo cierto es que el mundo científico se lo ha tomado en serio y han propuesto un experimento para averiguar si estamos o no viviendo una simulación. Experimento que de momento no es viable de realizar, y cuyas conclusiones tal vez muchos no deseen conocer.

Aplicación en las películas

En la Saga de Matrix, sus autores ponen en práctica estos postulados para construir su universo. A través de su protagonista lo vamos conociendo gradualmente, partiendo de la aburrida e insatisfactoria vida del Sr. Anderson para continuar con la que le sirve de complemento, un activista hacker acostumbrado a meterse en las entrañas de los sistemas informáticos y vulnerarlos, conocido como Neo.

En frente, los oponentes o los guardianes de ese sistema «oculto» al resto de usuarios/ciudadanos, están los «agentes». Estos «hombres de negro» —en una clara analogía con las organizaciones federales de los EEUU acusadas de una vigilancia extrema de la sociedad— tienen unos «privilegios» en el sistema informático que les permiten realizar hazañas y provocar fenómenos que los «usuarios de a pie» no pueden lograr. Son por así decirlo, los 'power user' —en este caso los 'power bots', ya que no son humanos—. Al ser elementos del propio sistema y ser artificiales, disponen directamente de los recursos necesarios para poder hacer lo que estimen oportuno: desde moverse a velocidades increíbles y evitar disparos de bala, a ocupar el cuerpo virtual que actúa de interfaz de cualquier otro humano, que sin saberlo, cree estar viviendo una «realidad» que le es despojada repentinamente.


Lo que nos hace humanos

Nuestra especie por el contrario, está limitada por la conexión mental que su interfaz, el cuerpo virtual que Matrix genera para simular su cuerpo, le permite realizar. Para poder combatir en igualdad de condiciones contra los agentes, será necesario vulnerar estas limitaciones impuestas por las reglas del sistema. Para dar forma y representar esta proeza los Wachowsky parecen basarse en dos aspectos fundamentales. Uno de ellos es el concepto de hacker, crucial en la saga —y en general, en todo el ciberpunk— ya que a pesar de estar mentalmente inmersos en él, es necesario ver a Matrix como lo que realmente es:  una simulación por computador. Como tal, es susceptible de tener alguna vulnerabilidad, debilidad que habrá que explotar y aprovechar. Es en este desafío donde el otro aspecto que define a la saga cobra su fundamental importancia. Una controvertida cualidad de los seres vivos, especialmente en nuestra especie. Una característica que hasta el momento, ninguna máquina artificial ha podido replicar: la capacidad de transcender de uno mismo y nuestro entorno.


El hackeo en este caso no consiste por tanto en acceder al código fuente o saltarse los protocolos de seguridad mediante un teclado y una conexión electrónica, sino mediante las propias pautas mentales con las que nuestros protagonistas se comunican con el mundo virtual, logrando transcender de él. Esta es por tanto la principal baza que la humanidad tendrá que hacer valer —en el universo ficticio de la saga— en su lucha contra las inteligencias artificiales: su propia e imperfecta condición humana.



Publicado originalmente en el blog Al Final de la Eternidad

Publicado posteriormente en El Sitio de ciencia-ficción

    Publicado por Lino Moinelo suscribirse a los artículos de Lino:
    Informático y documentalista despistado. Se aficionó a la ciencia-ficción cuando de pequeño le regalaron unos libros infantiles asesorados por el mismísimo Asimov. Tiene un blog dedicado a este género donde vuelca su afición: Al final de la Eternidad. Pudo graduarse en la Escuela de Batalla pero llegó tarde al examen. No obstante, se alistó como voluntario en la Flota Internacional, donde participa desde entonces en misiones interplanetarias de paz.

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