J. J. Abrams a
veces la caga. Le pasa a todo el mundo. Acertó con Lost, una serie muy entretenida, y con Fringe, que se ha mantenido a pesar de sus numerosos enemigos.
Tampoco le salió mal cuando le encargaron revivir la franquicia de StarTrek. Pero se equivocó con Alcatraz,
tremendamente aburrida, y todo apunta a que tampoco le ha salido bien Revolution, de la NBC y que en España
echa SyFy.
La verdad es que la
serie tiene un comienzo espectacular que dura dos minutos, pero ahí acaba todo.
Y es que tiene lugar un apagón mundial sin que se sepa por qué. El relato del
mundo apocalíptico se sitúa quince años después del blackout. La gente abandona las ciudades menos algunas, como Chicago.
No hay gobierno, el territorio está dividido en repúblicas dictatoriales donde
mandan las milicias. El enigma de la serie es saber por qué se produjo el
apagón. Vale, pero no tiene sentido que se vaya la electricidad y no sean
capaces de restablecerla o poner en marcha un motor de gasolina, combustión o
vapor.
La protagonista es
una chica de 18 a 20 años, nostálgica, que guarda postales de ciudades, y que
echa de menos a su madre aparentemente muerta. Parece que la clave está en un pendrive que el padre de la prota grabó
instantes antes del apagón, y que el malo, un tal general Monroe, quiere
conseguir. Pero hete aquí que surge otra mujer que tiene un pendrive igual, electricidad en un
escondite y chatea. ¿Comoorrrr? Mi no
comprender.
En el primer
capítulo hay que encontrar a tito Miles para que rescate al hermano de la
prota. Pero el tito no quiere hablar de entrar en conflicto con el general
Monroe y se da el alcohol. Claro, que el tío se maneja con el sable como si
fuera el Zorro. ¿Dónde aprendió? No sé sabe. Era sargento y amigo de Monroe, y
al final se apunta al rescate. En el segundo episodio se trata de iniciar el
reclutamiento de un grupo para luchar contra Monroe, y los siguientes son
enfrentamientos para sobrevivir.
La serie tiene un
tufillo a vintage de los setenta. Podría
ser El planeta de los simios, la
serie, o la legendaria V. Tenemos un
gran enigma de fondo que hay que resolver –como en Lost, ¿verdad, J. J.
Abrams?- y en torno al cual los guionistas nos van contando la vida de personajes
estereotipados -¿Informático gordito, feo y con barba? ¡Qué original!-, en un
mundo asolado por la necesidad y lleno de tiranos. Cada capítulo está salpicado
con pequeños flashback que explican
qué pasó en esos quince años.
Todo esto me ha
recordado a la serie Terra Nova,
respaldada por Steven Spielberg, y que se dio el gran batacazo. Y en cuanto a interés,
por lo menos hasta ahora, tiene muchísimo menos que Falling Skies, que ha espabilado bastante en el ecuador de su
segunda temporada. Entonces, ¿hay que ver Revolution? De momento se puede
esperar a que termine la temporada, hacer otra cosa, esperar a que mejore, y
luego conseguirla… o no.
PUBLICADO en el BLOG Los ojos del marciano.
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