Alteraciones de la realidad, o de la percepción de la misma; eso es lo que nos ofrecen la mayoría de las obras de Philip K. Dick.
Alteraciones, ya sean de la realidad misma, o de la manera de
percibirla, tanto los protagonistas de esas obras, e incluso los
lectores, que pueden darse por diferentes medios: uso de drogas, lavados
de cerebro, implantación de recuerdos falsos, abducciones alienígenas,
distopías, etc. Podemos encontrar esto, como comento, en la mayor parte,
por no aseverar aquí y ahora que en toda la obra larga del autor: “Una mirada a la oscuridad”, “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, “Tiempo desarticulado”, “Lotería solar”, “Ojo en el cielo”, etc.
En este caso concreto, “Una mirada a la oscuridad”,
la ruptura con la realidad de la que hablamos se debe al uso y abuso de
drogas, y la trama gira en torno a un agente de narcóticos, Fred,
encargado de investigar al peligroso traficante Bob Arctor. Durante el
desarrollo de la novela seguimos las “peripecias” de ambos,
digamos, coprotagonistas, junto con su grupo de allegados, amigos,
compañeros de trabajo, etc.
A su vez, vamos siendo testigos de los estragos que la droga va haciendo en los diferentes personajes, ya sean de una parte u otra. Y la realidad, en la mente de los actores principales, va alterándose a medida que profundizamos en la obra. Pero al mismo tiempo que esa realidad va confundiéndose, el autor logra que dudemos de nuestra percepción de la misma, una tónica, como digo, muy común en la obra de Dick; sobre todo, cuando nos vamos acercando al final, cuando el autor va cerrando tramas, pero sorprendiéndonos una y otra vez, cuando creíamos finalizada la obra, y sin embargo, lo que creímos seguro, nos impresiona y una y otra vez hasta, que por fin, damos por finalizada la lectura con la sensación de que el autor nos ha manejado a su antojo, con muy buen tino y gran acierto, haciendo que nos planteemos una y otra vez lo que estamos leyendo (es decir, ha conseguido “alterar nuestra percepción de la realidad”, al igual que la realidad de los personajes de "Una mirada a la oscuridad" ha ido cambiando)
Philip K. Dick escribió esta novela en recuerdo y en honor de sus amigos y compañeros afectados por el consumo de drogas; pero como él dice al final en Nota del Autor, la historia no tiene moraleja, no los acusa ni los disculpa, se limita a contar cuáles fueron las consecuencias. Finalmente, dedica su amor a todos ellos, a los que lista, acompañando dicho listado con las consecuencias sufridas por cada uno (fallecimiento, masivas y permanentes lesiones cerebrales, psicosis permanentes, etc); y entre el listado, aparece el propio autor.
He querido realizar esta reseña sin “spoilear” nada de la trama, cosa un poco difícil en este caso concreto; creo que lo he conseguido, y los que no conocen la obra de Philip K. Dick se sorprenderán por el discurrir de la trama, y esos momentos finales donde el autor va impresionándonos una y otra vez (alteración de la realidad…)
En resumen, una de las obras imprescindibles del autor, y de la ciencia ficción en general.
A su vez, vamos siendo testigos de los estragos que la droga va haciendo en los diferentes personajes, ya sean de una parte u otra. Y la realidad, en la mente de los actores principales, va alterándose a medida que profundizamos en la obra. Pero al mismo tiempo que esa realidad va confundiéndose, el autor logra que dudemos de nuestra percepción de la misma, una tónica, como digo, muy común en la obra de Dick; sobre todo, cuando nos vamos acercando al final, cuando el autor va cerrando tramas, pero sorprendiéndonos una y otra vez, cuando creíamos finalizada la obra, y sin embargo, lo que creímos seguro, nos impresiona y una y otra vez hasta, que por fin, damos por finalizada la lectura con la sensación de que el autor nos ha manejado a su antojo, con muy buen tino y gran acierto, haciendo que nos planteemos una y otra vez lo que estamos leyendo (es decir, ha conseguido “alterar nuestra percepción de la realidad”, al igual que la realidad de los personajes de "Una mirada a la oscuridad" ha ido cambiando)
Philip K. Dick escribió esta novela en recuerdo y en honor de sus amigos y compañeros afectados por el consumo de drogas; pero como él dice al final en Nota del Autor, la historia no tiene moraleja, no los acusa ni los disculpa, se limita a contar cuáles fueron las consecuencias. Finalmente, dedica su amor a todos ellos, a los que lista, acompañando dicho listado con las consecuencias sufridas por cada uno (fallecimiento, masivas y permanentes lesiones cerebrales, psicosis permanentes, etc); y entre el listado, aparece el propio autor.
He querido realizar esta reseña sin “spoilear” nada de la trama, cosa un poco difícil en este caso concreto; creo que lo he conseguido, y los que no conocen la obra de Philip K. Dick se sorprenderán por el discurrir de la trama, y esos momentos finales donde el autor va impresionándonos una y otra vez (alteración de la realidad…)
En resumen, una de las obras imprescindibles del autor, y de la ciencia ficción en general.
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