Nathan Never, la estrella de la ciencia ficción de Bonelli
Nathan Never es uno de los personajes de la editorial Bonelli, quizás la más importante de Italia, que tiene en su catálogo títulos como Dylan Dog, Tex o Martyn Mistère, y su campo de acción es, precisamente, la ciencia ficción clásica, la space ópera más divertida y entretenida, aunque no demasiado lejos del género hard, del que también bebe en muchísimas ocasiones.
Las series de Bonelli se caracterizan por la propia concepción del cómic como método de entretenimiento, más que como un objeto para coleccionar y atesorar.
Sus tomos son pequeños, un formato que resulta económico, editados en blanco y negro y que se pueden disfrutar por poco dinero y olvidar en un rincón tras leerlo.
La colección nació en 1989, cuando se aprobó el proyecto, pero fueron necesarios varios meses para dar forma al trasfondo del escenario en que transcurren las aventuras del personaje y todos los secundarios que conforman el background de los mismos.
El primer número apareció el mes de junio de 1991, y sentó las bases de las primeras historias, presentando el mundo en el que viven y quienes son los personajes.
Se nos contó que Nathan Never era un sargento de la policía que sufrió un duro golpe, cuando su mujer fue asesinada por un criminal y su hija tuvo que ser ingresada en un centro psiquiátrico para conseguir sobreponerse por haber sido testigo del crimen.
Tras unos meses de baja, se refugió en un templo Shaolín, instalado en una estación orbital donde aprendió artes marciales y endureció su cuerpo y su mente.
Después fue reincorporado al servicio, en una de las muchas agencias de seguridad privadas que existen en ese mundo devastado.
El mundo de Nathan Never
Un mundo que está dividido en tres grandes zonas, Europa, Asia y América del Norte, donde se sitúa la ciudad donde vive y trabaja Nathan. Una inmensa megalópolis que se levanta siete niveles, en los que viven personas de diferentes estatus sociales, siendo los niveles bajos los más precarios y los más altos pertenecientes a la élite de la sociedad.
Esta ciudad ocupa una vasta extensión que comprende lo que hoy y aquí serían Nueva York, Boston, Chicago, Washington y Toronto, entre otras. Kilómetros y kilómetros de superficie poblada por millones de personas, hacinadas a causa de una terrible catástrofe que causó la destrucción de la sociedad años antes del comienzo de la acción.
Tras la hecatombe, la humanidad supo sobreponerse, crecer tecnológicamente y crear estas ciudades para mantener el orden, pero poco de lo que existía antes pudo superar el desastre.
Nathan Never entra en escena varios años después de todo esto, y ya lo conocemos como un brillante agente Alfa, a las órdenes del director Edward Reiser, quien es asesinado y sustituido por Solomón Daver, quien tiene algún que otro secreto que lo relaciona directamente con su antecesor.
A lo largo de estas primeras aventuras, conocemos a los personajes secundarios, los que integran el particular mundo de Nathan y dan sentido a todo lo que vamos conociendo sobre él.
Los agentes de la Agencia Alfa son los principales valedores de las tramas secundarias, que van uniéndose poco para enriquecer la principal, la que tiene a Never como protagonista.
Quizás el principal de todos ellos es Sigmund Baginov, un especialista en informática que conoce y domina las redes de información del planeta. Este personaje es el mejor en su trabajo, aunque este es más agradable del que realizan otros personajes más conocidos.
Su importancia es vital en muchos de los capítulos de la serie y se muestra como un fiel compañero para el más dinámico y físico Never.
Pero también hay otros agentes de campo que se juegan el tipo con su compañero en las misiones más difíciles.
Legs Weaver, una agente que finalmente obtuvo un spin-of de la serie, aunque con un tratamiento distinto al que se puede ver en esta; May Frayn, quien acaba enamorada del mutado Branko y su hija adoptiva, otra mutada a quien acogen para darle una familia; Al Goodman, un agente ya veterano que va desencantándose a lo largo del transcurso de la serie; el androide Link; las trillizas Ross, Symphony, Harmony y Melody, capaces de pilotar cualquier artefacto volador; Luke, un joven y dicharachero agente, y Janine, la secretaria de Darver son algunos de los personajes recurrentes y con un gran peso en las historias y la evolución de la serie.
Pero un gran héroe no lo es si no cuenta con un buen adversario, y Nathan Never tiene su propia némesis, entre los cientos que han pasado por sus páginas. Éste podría ser Alexander Skotos, un mesías de una importante secta religiosa que realmente oculta un importante imperio criminal y que, finalmente, es el responsable de destruir la isla que han cedido a los mutados, arrasando sus edificios y aniquilando a toda su población.
Nathan Never y sus compañeros estaban allí cuando los Technodroides de Skotos atacaron la ciudad, ante la indiferencia del resto de la población mundial.
Por suerte, consiguieron escapar y salvar a la pequeña niña mutada que acogieron Branko y May.
Skotos falleció en esa aventura, que ocupó varios números de la colección y pronto comenzaron los tejemanejes para la otra gran epopeya de la serie y un cambio de dirección bastante importante.
Uno de los artífices de esto fue Mister Alfa, un misterioso personaje que apareció varios años en la colección y que ha sido recurrente a lo largo de la misma.
Sin tener demasiado claro si pertenece al bando de los héroes o los villanos, Mister Alfa tiene sus propios planes y actúa según le conviene. Tan pronto ayuda a la Agencia Alfa como entorpece sus actividades.
Y entre esas actividades está la creación de un estado independiente para las estaciones orbitales, mediante sus tratos con la presidenta Morgan.
La Caída de Urania y sus consecuencias
Las intrigas políticas dan lugar a una guerra a escala global, en la que los agentes de la Agencia Alfa se ven forzados a alistarse en las fuerzas terrestres y cumplir misiones de espionaje y comandos especiales bajo las órdenes del gobierno terrestre.
La guerra termina de manera catastrófica durante el tomo La Caída de Urania (Aleta Ediciones, 2011) y una vieja estación espacial es lanzada contra la ciudad, destruyendo parte de la misma y causando millones de víctimas antes de ser teletransportada por Mister Alfa.
En la acción para salvar al mayor número posible de terrestres, pierden la vida muchos agentes de la Agencia, incluyendo a Luke y las trillizas Ross.
El Edificio Alfa se salva gracias a un campo de fuerza, y se convierte en el único que sobrevive en la zona del impacto, donde se evaporó parte de la estación espacial. La otra mitad queda en mitad del océano, como testigo y homenaje a las víctimas del desastre.
La zona inferior de la ciudad quedó inundada en la zona del desastre, y se crearon nuevas bandas callejeras, que tomaron el control de esas zonas.
La serie, como he comentado, experimentó un cambio a partir de este punto. El siguiente número de colección sitúa la acción tres años después del desastre, y muestra a un Nathan Never más oscuro y desencantado.
Su reconocible gabardina se convierte en negra, su pelo es más blanco y el mundo en el que vive se ha vuelto, si es posible, todavía más oscuro y terrible.
Los edificios están cayéndose, hay millones de personas sin hogar y la economía se ha resentido. La Agencia Alfa ha perdido su antiguo poder y un nuevo cuerpo de seguridad, una especie de trasunto de los Jueces de EC Cómics patrullan las calles, aplicando una ley arbitraria y cruel.
En este nuevo escenario, la Agencia lucha por volver a su antiguo estatus y Draver, su director, ha de hacer nuevos tratos con senadores nuevos. Unos corruptos, otros no tanto.
Y en este plan llegamos a la actual edición que estamos disfrutando gracias a Aleta Ediciones, la editorial que se ha encargado de traer hasta España las publicaciones de Bonelli.
Nathan Never en España
Originalmente, los cómics de Bonelli fueron editados en España por Planeta, aunque no consiguieron las ventas esperadas y se dejaron perder los derechos. No hace mucho tiempo, estos derechos fueron adquiridos por Aleta Ediciones, una pequeña editorial incipiente, que ha conseguido asentar la edición de los fumetti en nuestro país con un excelente trabajo de edición.
Al principio, hace ya varios años, Aleta lanzó una serie de tomos, conteniendo un número italiano, por 5 euros, pero después comenzó a publicar tomos que contenían tres de ellos, a un precio de 15 euros.
Se trata de aventuras auto conclusivas en su mayor parte, aunque algún arco argumental alcanza varios números. Y por supuesto, se va enriqueciendo con tramas que permanecen en segundo plano hasta que llega el momento de desarrollarse.
Los personajes evolucionan y crecen a medida que transcurren las situaciones que nos muestra la serie, ofreciendo más interés que la simple aventura.
La parte gráfica está al cargo de varios dibujantes, y es difícil que uno de ellos repita dos números. Se alternan durante varios números y aunque cada uno de ellos tiene un estilo diferenciado y reconocible, los diseños de los personajes, los edificios y los gadgets se mantienen estables, evitando rupturas de racord.
Nathan sigue siendo Nathan a lo largo de la serie, aunque sí es cierto que algún personaje femenino puede resultar confuso.
Los guiones mantienen a sus autores durante más números, y al igual que en el caso de los dibujantes, mantienen un canon que permite disfrutar sin estridencias cada uno de los tomos.
Es posible que no conozcas la serie. Su distribución ha sido un poco escasa los últimos años, posiblemente debido al tamaño de la editorial encargada de su edición en España, Aleta, pero también es cierto que ha ido, a la chita callando, abriéndose un hueco en las preferencias de los amantes de la buena ciencia ficción de entretenimiento.
Víctor Alós Yus http://www.sepelaci.com/
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