Quisiera mencionar que este artículo es solo la opinión de un servidor y no creo decir nada nuevo que no ya haya dicho mi colega Jorge Vilches en su reseña; espero que pese a todo y sabiendo que no soy el único que voy a hablar del asunto, pueda decir algo interesante.

Dos meses de espera respecto al estreno con retraso en España al resto del mundo civilizado han hecho un daño incalculable. Primero por verla con dos meses de retraso y segundo porque tal como me temía –y no soy el único-, el guion de Damon Lindelof y Jon Spaihts no es para tirar cohetes precisamente. Resulta irónico hablar de originalidad incluso en un universo como el de ALIEN que bebe de fuentes como H. P. Lovecraft, los innombrables y los mitos del Cthulu primero y de series B clásicas como TERROR EN EL ESPACIO (65) de Mario Bava después, pero también de un excelente guion escrito a cuatro manos por Dan O´Bannon, Ronald Shusset, Walter Hill –que en un principio debía dirigir la primera entrega- y David Giler.
 
Los siete tripulantes de la Nostromo tenían su propia vida cada uno de ellos, conocíamos sus motivaciones y miedos. De los diecisiete de la Prometheus solo llegamos a conocer a unos seis y los once restantes solo están para figurar y morir más o menos rápido en lo que se anuncia como una muerte anunciada; y de los seis solo dos: David el androide y la doctora Elisabeth Shaw, son los únicos que me interesan a nivel afectivo, como sujetos que tienen algo que decir, en parte por estar muy bien interpretados por Michael Fassbender y Noomi Rapace. El primero por su fijación casi filogay por Lawrence de Arabia y su sutil perversidad. La segunda por ver como sus valores cristianos y su misma vida se tambalea brutalmente ante un descubrimiento que amenaza con hundir todas sus creencias.
 
El entusiasmo de Ridley Scott a la dirección se sitúa siempre por encima de un libreto de Spaihts y Lindelof que solo maneja estereotipos en vez de personajes, tópicos y guiños de cara al público palomitero y preguntas interesantes o pretenciosas dejadas (o abandonadas) a su suerte con la pretensión de contestarlas en una secuela, pero que en realidad deja en evidencia la inoperancia de los guionistas ante una trama que inicia una peligrosa cuesta abajo a partir de la mitad de su metraje. Y eso que Prometheus tenía todos los ingredientes para ser no ya buena sino deslumbrante: un diseño de producción magnífico –uno de los puntos fuertes de Ridley Scott, ex director artístico- con guiños constantes a los diseños originales de H. R. Giger y Ron Cobb y que me recuerda a diferencia de lo que se dice, antes a Planeta Prohibido (56) que a 2001 (68). Aunque su argumento y desarrollo me recuerda demasiado a una digna serie B de la factoría de Roger Corman: LA GALAXIA DEL TERROR (81) en la que James Cameron trabajó de diseñador y hasta del David Cronenberg de la infección venérea de VINIERON DE DENTRO DE… (75) y LA MOSCA (86) que tienen más de un punto de comparación con Prometheus. A todo ello se suma un exceso de información durante los meses previos al estreno, con trailers llenos de escenas inéditas en el montaje final y que se incluirán –supongo- en los extras del DVD/Blue ray, y avances, artículos, entrevistas llenas de spoliers, etc…
 
Prometheus es “grandiosa” en su megalomanía (qué película de Scott no lo ha sido) pero tiene un peligroso talón de Aquiles en un guion que no da la talla. ¿Entonces, porqué Scott apoyó su filme más ambicioso de los últimos treinta años sobre pilares tan quebradizos? Quizá Scott es consciente –y los miles de fans de ALIEN y BLADE RUNNER entre los que me incluyo- que a sus cumplidos setenta y cinco años está emitiendo un canto de cisne, el de un cineasta consciente de que lo mejor de su filmografía ya está hecho, pese a seguir rodando con maestría escenas como la de la brutal auto cesárea de Shaw.
 
Evidente guiño nostálgico a los logros del pasado, Prometheus puede deslumbrar visualmente –y lo hace- con imágenes poderosas, como su prólogo. ¿Entonces, porqué ese guión de baratillo, porqué tallar una estatua con pies de barro, porqué personajes planos o previsibles, situaciones puestas con calzador, posibilidades mal abordadas o desaprovechadas?. Me sorprende –e irrita- que Scott haya elegido rodar este gigante de 130 millones de dólares a proyectos mil veces más interesantes, como adaptar UN MUNDO FELIZ de Aldoux Huxley o LA GUERRA INTERMINABLE de Joe Haldeman, porque Prometheus sobre el papel daba mucho y prometía mucho y el resultado final me ha dejado para lo que hubiese deseado, mucho que desear.
 
ALIEN envejece con maestría como los buenos vinos, lo mismo que BLADE RUNNER, cuya anunciada secuela a firmar por el propio Scott me produce un sudor frío sobre la espalda. Miedo le tenía como proyecto, y ahora puedo esperar cualquier cosa.
 
 
Jorge Zarco Rodríguez

Publicado por J. J. Arnau suscribirse a los artículos de J. Javier Arnau: Hay dos momentos claves que marcan su vida; la visión de La Guerra de las Galaxias, y la lectura de El Señor de los Anillos. Bueno, y Galáctica, y Doctor Who, y Asimov, Clarke, Orson Scott Card, Lovecrafft, Poe, Robert Howard, y Star Trek, Espacio 1999, El Planeta de los Simios (la serie),… el rock duro y el heavy metal. De vez en cuando, para desintoxicarse, se mete unas dosis de novela histórica (imaginando un escenario fantástico…). En fin, que ha tenido una vida muy marcada. Y así ha acabado, claro, ¿qué se podía esperar? (Blogs: Por Si Acaso: Previniendo Desastres, Delirios Varios, Currículum Literario)

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