"EL HOMBRE QUE NUNCA SACRIFICABA LAS GALLINAS VIEJAS", de Darío Vilas
(reseña de J. Javier Arnau)
Sinopsis Editorial:
Marquitos Laguna se ha retirado del oficio. Ahora prefiere cuidar su huerto y recoger los huevos de sus gallinas. Antes, en otra época, Marquitos era un justiciero parco en palabras, un matador criptozoológico en la abundante isla de Simetría, un muro de dos metros de hostias enfundado en el guante de un hombre en traje negro. Pero ya no, sus noches más oscuras quedaron atrás. O al menos eso creía hasta hace unas horas. Porque hace nada, las gallinas viejas, esas que nunca sacrifica sabe Dios por qué, han comenzado a revolotear de aquí para allá, dejándolo todo lleno de plumas. La tierra de ese huerto que ahora se dedica a cuidar, ha empezado a retemblar. La carne putrefacta de toda una vida en negro se afana por abrirse paso a base de dentelladas y uñas rotas. Y Marquitos, un muro de dos metros de amor venido a menos, se teme lo peor:
Que regresen sus noches más oscuras. Que se le atragante el olor de una Magnolia.
O que haya llegado la hora de volver a sacrificar.
El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas es una historia de realismo bizarro, de una isla que alberga toda la inmundicia humana, de fantasmas del pasado que regresan a golpe de vaso de güisqui sobre la barra de un bar. De vampiras imaginarias, de zombis mentales que acompañan a su protagonista y de un ente vengativo que pretende culminar una obra maestra del asesinato:
La Magnolia Azul.
OPINIÓN:
Por su difícil encasillamiento, adscrita al género que su autor ha denominado “realismo bizarro”, esta novela inaugura la colección Dirt de Tyrannosaurus Books
Marcos Laguna/Simetría, tanto monta... porque se podría decir que sólo un lugar como la Isla de Simetría puede dar lugar a un sujeto como Marcos Laguna, pero a la vez podríamos decir también que alguien como Marcos sólo podría vivir en Simetría. Ambos, escenario y personaje son protagonistas, casi a partes iguales, de esta novela catalogada por el propio autor como de "realismo bizarro", a falta de una etiqueta mejor donde ubicarla. Por supuesto, a pesar de la brevedad, aparecerán otros personajes con su alta dosis de protagonismo, totalmente integrados en el bizarrismo que impera a lo largo de sus páginas, tanto a nivel argumental, como en el tejido social de la Isla donde se desarrolla.
El propio título, extraño como pocos, ya nos da una pista de por donde se va a enfilar el relato; pero esto lo descubriremos a posteriori, una vez introducidos en el insano submundo del protagonista. "El hombre que nunca sacrificaba a las gallinas viejas", adquiere aquí un doble sentido; en primer lugar, el literal, el que cuenta Marcos al personaje que le está ayudando en el huerto y en la granja, extrañado éste de la presencia de dichos animales, explicando el porqué de no sacrificarlas; pero en otra acepción, esa frase nos explica algo (tal vez bastante) del mundo interior de Marcos Laguna, de esa extraña percepción del mundo que posee, de sus creencias y su extraña moral. Además, esas mismas gallinas que campan plácidamente por el huerto, serán el primer signo de que algo está cambiando en la “nueva vida” de “Marquitos”… legando éste a plantearse si su sacrificio conseguirá que se libre de lo que está por venir.
Por otro lado, en el final de la novela asistimos asombrados a una revelación que tal vez haga cambiar todo el concepto que de Marcos, así como del propio relato, hemos tenido durante todo su desarrollo. Aquí tengo que decir que me ha parecido que el autor ha querido establecer una especie de continuidad con otras obras suyas (Lantana, donde nace el instinto; Piezas desequilibradas, etc), dado una de las últimas frases de la novela, pero no estoy seguro; lo que sí se es que "El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas" funciona por sí sola, sin necesidad de acudir a otras obras, aunque tal vez tenga algún nexo de unión con otras obras que amplien la lectura.
Como decía, el oscuro (bizarro) mundo de Simetría, y el mundo interior de Marcos encajan perfectamente, no podría, tal vez, darse un personaje como él, y varios de los que le rodean, en otro sitio; igualmente, ese submundo de la sociedad solo podrían vivir en un entrono como el de Simetría. Asesinos en serie, caza de (¿supuestos?) demonios, apariciones de ultratumba (¿o imaginaciones de mentes desquiciadas?), crímenes rituales, violencia de género, infidelidades... y gallinas viejas, y un personaje que cree haber dejado atrás todo ese mundo, pero que se ve atrapado por su propio pasado (¿es real o su mente le está jugando malas pasadas; si es así, desde cuando le sucede eso?), y por la isla donde vive.
Y como comentaba antes, ese final que nos hace dudar de lo que hemos adoptado como verdad a lo largo de la novela.
En definitiva, violencia, maldad, bizarrismo, mentes desquiciadas, parajes insanos, y mucho más, en esta desasosegante, a la par que recomendable, novela de Darío Vilas.
Cabe destacar también el prólogo de la novela, a cargo de Jose Luis Cantos, que en un ejercicio de meta-literatura, crea un relato sobre él mismo, el autor, y Simetría, la isla, el lugar de perdición donde se desarrollará toda la acción.
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